Milonga de ojos dorados, cantale a la que yo quiero; tu corazĂłn compañero, musical y acompasado, vaya volando a su lado y dĂgale que no puedo vivir.
No digas que ella se ha ido; decĂ más bien que algĂşn dĂa, igual que tu melodĂa, cantándome en el oĂdo, ella sentirá el latido del amor que una vez le pedĂ.