Tus deseos y los míos sin fecha quedan pendientes, sólo fantasmas cercanos, sólo recuerdos ardientes.
Como un melón que se quiebra, como un durazno mejor, como un pezón que despierta con suave rayo de sol, como calores nocturnos, como dos en posición.
Como el vino entre tus pechos que mi boca recogió, como dedos que recorren una entrepierna en calor, como muslos apretados antes de la tentación.
Como adolescentes rojos que sacan brillo al rincón, como una tarde en el cine sin imagen ni color, manos y bocas que buscan dónde meterse mejor.
Tus deseos y los míos se volvieron a encontrar, intactos y virginales, y todo vuelve a empezar.
Como la hamaca y su ritmo, como tus piernas al sol, como grito que libera, como el diamante al ladrón, como te humedeces toda al escuchar mi canción.
Como agua fresca del pozo, cristalinos de emoción, los deseos contenidos entran en la habitación, no alcancé a cerrar la puerta: sentí una enorme explosión.